10 Mar
10Mar

¿Sabías que las manzanas guardan una perfecta estrella en su interior?

Te compartimos uno de nuestros cuentos favoritos. Es una invitación para sentarnos alrededor de la mesa y compartir un lindo momento juntos (y por supuesto comer algunas manzanas!). Este cuento no sólo me ayuda a incorporar alimentos saludables de una manera divertida, sino que es también una enseñanza sobre aceptación personal.

Existen varias versiones, acá va una de ellas para que le cuentes a tu hijo/a:“Había una vez una manzana que siempre había querido ser Estrella. Nunca quiso ser manzana. Se pasaba las horas pensando, ilusionada, cómo sería vivir una vida brillante desde el cielo.Cada mañana, sus compañeras manzanas la invitaban a unirse a sus charlas y juegos, pero la manzana, nunca quería participar, sólo deseaba ser una estrella.Un día, desde su manzano le preguntó a un perro que pasaba por ahí:—¿Hola perrito, vos sabés dónde duermen de día las estrellas? 

El perro sonriendo, le dijo: "Wuf wuf, querida manzana, las estrellas están en el cielo día y noche. La luz del sol no nos permite verlas, pero ahí están, en el cielo infinito, siempre brillando".A la pobre manzana le entraron muchas más ganas de ser una estrella en lo alto del cielo, y brillar. Pero era una manzana, y eso la ponía muy triste. de ejemplo


Otro día la manzana le preguntó a la ardilla, que saltaba de una rama a otra del manzano: Hola ardillita, ¿las estrellas se mueven o están siempre en el mismo lugar?La ardilla, sonriendo, le dijo: ¿Acaso no sabés, manzanita, que las estrellas se desplazan recorriendo todo el firmamento y a gran velocidad?—Eso es así—confirmó el caracol que pasaba por ahí.Con cada cosa nueva que aprendía la manzana sobre las estrellas, le entraban muchas más ganas de convertirse en una de ellas.Pasó la primavera y la manzana fue creciendo y madurando, triste, ansiando convertirse en estrella. No era feliz.

Un día, una familia se acercó hasta el manzano para organizar un picnic bajo su sombra. Mientras preparaban la merienda, su papá zarandeó el tronco del árbol para conseguir algunas manzanas. Varias cayeron al suelo, entre ellas, la triste manzana que quería ser estrella. Su hijita la agarró y la olió con una sonrisa. Estaba feliz de haber encontrado una manzana tan linda para merendar.—Mamá, ¿puedo cortarla?—Si hija, pero hacelo con cuidado.La niña, que no sabía muy bien cómo cortar una manzana, la apoyó sobre el plato con el rabito hacia un lado y la partió en dos. Cuando separó los dos trozos, la nena se quedó asombrada al ver la estrella de seis puntas que aparecía en el corazón de la manzana! Emocionada, dijo: "¡Miren, miren qué maravilla! Hay una estrella en mi manzana!"La manzana había vivido triste toda la vida sin darse cuenta de que dentro suyo guardaba una hermosa estrella y de que, para mostrarla, tenía que abrirse y brindarse a los demás.
Tantas veces buscamos fuera lo que llevamos dentro.   


FIN

Texto de ejemplo
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